Sinopsis: Mientras se dirige a una determinante reunión de negocios junto a su hija Ridley (Jenna Ortega), Elliot (Paul Rudd) atropella a un unicornio y lo oculta en su maletero sin imaginarse los problemas que están por desencadenarse.
Reseña: En una mezcla de terror, drama y comedia satírica el director/guionista primerizo Alex Scharfman sin dudas muestra una considerable ambición en su opera prima. Lamentablemente sus buenas intenciones no bastan para disculpar un libreto bastante simple y poco ingenioso como también una dirección blanda y no muy ágil. Aun así debo reconocer que Death of a Unicorn resulta una experiencia bastante entretenida, con algunos buenos momentos y con un elenco muy capaz de hacer creíbles a sus personajes o de hacernos reír por su irreverencia.
Enumerando los aspectos negativos de esta cinta debo decir que como terror falla totalmente. No se si fue intencional pero el manejo del suspenso es totalmente burdo y nunca se siente una sensación de peligro o amenaza real. Y si tomamos esta faceta como "terror elevado" en el que los aspectos sobrenaturales son metáforas o conductores para el mensaje satírico que el director quiere transmitir este mismo se siente poco original y aburrido. Ya hemos visto demasiadas veces retratos de la gente rica (o el sistema capitalista) haciendo un uso indiscriminado de la naturaleza para el lucro sin considerar las consecuencias éticas o el daño al planeta. En este caso el asunto de las propiedades curativas que parece poseer el unicornio invitaba a planteamientos filosóficos muy interesantes que por desgracia se tratan de manera muy superficial e insustancial dando lugar a los clichés que conocemos de memoria. El drama también me pareció flojo y trillado: ¿otra historia de un padre y su hija distanciados emocionalmente luego de una tragedia familiar? al menos en estos roles hay dos buenos actores como Paul Rudd y Jenna Ortega con suficiente talento para el drama y con simpática presencia para aligerarlo cuando es necesario.
Creo que lo que mejor funciona en Death of a Unicorn es su humor. Los diálogos en ocasiones son hilarantes así también los excéntricos personajes en particular la adinerada familia con aires de superioridad y fingida filantropía. Sus reacciones y decisiones repudiables a la vez resultan muy graciosas por su desesperada intención de controlar una situación que los sobrepasa pero tan importante para su beneficio empresarial. Y esto es en gran parte gracias al hábil elenco. Richard E. Grant como el convaleciente patriarca Odell y Tea Leoni como su esposa Belinda interpretan a la perfección su naturaleza manipuladora y egoísta. Jessica Hynes (¡de Spaced!) graciosa y temible como la sádica jefa de seguridad de la familia y Anthony Carrigan como el pobre Griff, mayordomo usado para las peores tareas. Pero creo que el que se roba la película es Will Poulter como el mimado hijo Shepard. Al principio parece que solo será un comic-relief pero conforme avanza la cinta su personaje se vuelve mucho más decisivo para la trama. De todas formas desde el principio que me hizo reír a carcajadas con su actitud sobradora y narcisista (y sus pantalones cortos) y también logra buenos momentos de tensión y drama cuando salen a la luz aspectos interesantes de lo que parecía una personalidad básica y simple.
Como dije la dirección de Scharfman me pareció con poco estilo y no muy lucidora pero me gustaron algunos momentos más "creativos" como las imágenes que ve Ridley al tocar el cuerno del unicornio (visual y conceptualmente) y algunos momentos de inesperado "gore" no muy realista ni impactante pero satisfactorio y divertido. Los aspectos técnicos van de poco memorables (fotografía, música, diseño de producción) a algo rudimentarios (los efectos digitales me parecieron muy pobres). Pero he de reconocer que para el tercer acto estaba bastante metido en la historia, me interesaba su desenlace (que termina siendo bastante sencillo) y se orquestan algunas buenas escenas de efectividad dramática.
En resumen Death of a Unicorn es bastante convencional, simple y poco original. No funciona como terror y tampoco como sátira profunda pero puedo recomendarla como entretenimiento ligero moderadamente artístico con algunos contados momentos ingeniosos y que ofrece bastante risas (aunque esto es altamente subjetivo). Reconozco la labor de Scharfman buscando lograr una obra del género fantástico que invite al análisis y la reflexión pero le falto pulir tanto el libreto como el tono de la cinta. Quizás con un co-guionista en su siguiente proyecto nos sorprenda agradablemente. Podría darle una mano Ari Aster que fue productor ejecutivo en esta ocasión. Pero que no sea el de Beau is Afraid.
Calificación: 7
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